Last updated: March 20, 2021
Place
Recorrido autoguiado - Complejo del convento
Aunque comúnmente se confunde el término “convento”, el convento de Tumacácori no tiene nada que ver con una vivienda para monjas. El convento era la parte operativa de la misión. Funcionaba como un espacio comunitario de trabajo y un centro gubernamental. Hubiera sido un espacio viviente con los sonidos de gente hablando, trabajando, y moviéndose aquí y allá.
Los cuartos se alinean en forma de U alrededor de un patio central. A lo largo de la sección al norte, donde todavía se puede ver una lomita elevada larga, las evidencias arqueológicas sugieren que aquí se encuentra una cocina, herrería, carpintería, una sala para tejer, área para trabajar el cuero de ganado, y molino para grano. El almacén es todo lo que queda de la sección del oeste del convento. La sección al sur incluía la habitación del sacerdote, oficinas, y una entrada arqueada que se dirigía al patio interior. El patio central probablemente estaba plantado con árboles, flores ornamentales, y plantas medicinales y para consumir. Una arcada, ósea un pasillo techado con arcos apoyados sobre columnas y bancos empotrados a lo largo, se encontraba frente a los cuartos. Este espacio sombreado hubiera sido un lugar atractivo y agradable para juntarse con y saludar a los vecinos. La arcada y el jardín del patio del centro de visitantes se construyeron para replicar esta experiencia.
Para los residentes O’odham, el convento de la misión pudo haber sido un lugar donde la tradición y el cambio chocaban. Una multitud de herramientas, tecnologías y alimentos nuevos ahora estaban disponibles. En lugar de yuca o fibras de algodón, un tejedor podría usar lana. En lugar de hueso o piedra podían fabricar herramientas de metal. Pero la adopción de estos cambios tuvo un costo social y cultural.